Un referéndum al Sol

La democracia es un sentido de la vida que se asienta en normas precisas. Para conciliar los comportamientos, los sistemas constitucionales que configuran un Estado de Derecho están sujetos al principio de legalidad que obliga a todos los ciudadanos y, por supuesto, a los poderos públicos. La democracia parlamentaria se inscribe en las reglas de la mayoría como un criterio establecido por porcentajes a la medida de la importancia que el ordenamiento le da a los distintos tipos de leyes. Quien no entiende esto, no lo practica y no lo acata, se sitúa fuera del sistema. Quien predica comportamientos contradictorios con el Estado de Derecho, incita a un desacato directo o, al menos, al descrédito y puesta en cuestión, de los principios básicos de la convivencia.
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Está claro que Mariano Rajoy conoce las leyes, los procedimientos y los principios de nuestro ordenamiento constitucional. La discrepancia, además, en nuestro sistema se ventila en Las Cortes Generales, donde radica la soberanía nacional, y en los tribunales de justicia. Si Mariano Rajoy conoce la ley y predica su desobediencia, solo cabe preguntar cual es su objetivo con la insumisión. Como Mariano Rajoy es una persona inteligente sabe cuestionar nuestro sistema democrático sin provocar una colisión que tenga responsabilidades jurídicas y penales.
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Ahora quiere convocar un referéndum imposible porque es contradictorio con la Constitución. Pero el objetivo no es la consulta sino canalizar una disconformidad más allá del ámbito de la política parlamentaria en un contexto de confrontación con la legalidad. Esta forma de proceder está anclada en la negación de legitimidad al Gobierno, la insumisión con la composición del Congreso de los Diputados y la negativa a aceptar la resultante de la mayoría parlamentaria que es la que sostiene la acción de gobierno.
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En el fondo lo que el PP está haciendo es impeler la sensación de que estamos en una situación de excepcionalidad que motiva procedimientos extraordinarios. El mismo principio con el que comienzan todas las derivas autoritarias para encontrar una fuerza que suplante la instalada en los resultados electorales. El único referéndum que tiene que ganar Mariano Rajoy son las próximas elecciones generales para gobernar. Mientras tanto convendría que se acogiera a comportamientos constitucionales.
Carlos Carnicero