La protesta se multiplica en Francia y la amenaza ya es una huelga general. El motivo, el contrato para el primer trabajo de jóvenes que tiene intención de aprobar el Gobierno francés y que los sindicatos rechazan de plano..
Si uno analiza el proyecto del Gobierno de Francia no hay muchas diferencias con los contratos de nuestros becarios ni con la regulación de los contratos temporales que ocupan un alto porcentaje de nuestra economía. Y, sin embargo, ni los jóvenes españoles ni los sindicatos han realizado ninguna movilización para forzar una modificación del sistema de contratación laboral que, además, las organizaciones empresariales todavía consideran “insuficientemente flexible”.
Si uno analiza el proyecto del Gobierno de Francia no hay muchas diferencias con los contratos de nuestros becarios ni con la regulación de los contratos temporales que ocupan un alto porcentaje de nuestra economía. Y, sin embargo, ni los jóvenes españoles ni los sindicatos han realizado ninguna movilización para forzar una modificación del sistema de contratación laboral que, además, las organizaciones empresariales todavía consideran “insuficientemente flexible”.
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España está inmersa en una gigantesca bronca política sobre asuntos identitarios –el Estatuto de Cataluña-, el camino hacia la paz en el País Vasco y el mapa energético. La munición de grueso calibre promueve desclasificaciones globales en la misma medida que impide la comparación de alternativas sobre los problemas que afectan directamente a la vida cotidiana de los ciudadanos.
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El fin de semana pasado todavía se hacía más evidente esta dislexia entre la política española y la francesa al evidenciar que los jóvenes españoles si tienen capacidad de movilización para algunas causas que consideran fundamentales. El “botellón”, el derecho de realizar reuniones al aire libre sin permiso solicitado, para festejar la noche bebiendo alcohol, si es una causa suficiente para que los adolescentes españoles se enfrenten a la legislación, reten a la autoridad y tomen las calles.
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La distancia de los jóvenes con la política y el sindicalismo es bien patente. Las hipotecas, la incapacidad de independizarse del domicilio paterno y la necesidad de integrarse al sistema sin protestar son factores fundamentales para que nadie se atreva a soñar con un cambio de escenario. Los partidos y los sindicatos debieran reflexionar si la gran bronca mediática y política no es el primer factor disuasorio para que los jóvenes lleguen a fiarse de la política.
Carlos Carnicero
Ferreres
El Periódico 21.03.06

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