Los símbolos de Zapatero

No se puede discutir que el presidente tiene una personalidad en la que los símbolos tienen mucho más peso que un mero valor litúrgico. Ayer, aprovechando su asistencia a un mitin del PSE-PSOE, en la localidad de Barakaldo, anunció que en el mes de junio iniciará el diálogo con la banda terrorista ETA. La novedad estuvo acompañada de la inclusión en el preámbulo de la Constitución española de un reconocimiento a las víctimas del terrorismo. El presidente homenajea a las víctimas antes de dialogar con los verdugos.

Este manejo inteligente de lo simbólico tiene muchas pistas del recorrido que el presidente del Gobierno quiere realizar. Una vez comprobada la vigencia del “alto el fuego”, José Luis Rodríguez Zapatero ha proclamado que quienes han sido las víctimas directas del terrorismo de ETA tienen tanta importancia en este proceso como para promover un cambio en la Constitución española. Es un mensaje urbi et orbe. A los dirigentes del PP les avisa de que no van a tener espacio para tratar de manipular el dolor y la indignación de las víctimas como una fórmula de entorpecer el proceso. Al mundo de ETA le dice que aquí no puede haber paz sin el reconocimiento expreso de que el perdón, en el grado que la sociedad decida, requiere una disculpa sincera por treinta años de asesinatos.

Las palabras de Rodríguez Zapatero debieran arrojar luz en los planes del Partido Popular. Sus exageraciones son el peor servicio que pueden hacerse a sí mismos, pero también a la causa de la paz. Un actitud razonable en la que la vigencia del Estado de Derecho, el reconocimiento permanente de la especial sensibilidad que hay que tener con las víctimas y la colaboración sincera con el Gobierno, sería de una utilidad extraordinaria para que ETA, al ver a toda la sociedad unida, tuviera más claro todavía que este no es un proceso en el que pueda sacar ventaja distinta de algo de clemencia en las responsabilidades penales de los terroristas que quieran dejar de serlo.Lo previsible es más de lo mismo. Cada amanecer será el preludio para que Ángel Acebes, desaforado, rebusque en las noticias del día munición para atacar al Gobierno en un discurso de cadencia agotadora por su reiteración en el que cada día es más difícil encontrar un argumento razonable.
Carlos Carnicero