La cifra promueve escalofríos cuando abandona su condición de estadística para hacerse drama humano. Nada menos que tres mil treinta y cinco mujeres secuestradas han sido liberadas por la policía, en dos años, de su condición de esclavas sexuales. Eso ocurre en muchos clubes de alterne de las carreteras españolas que lucen neón de color azul pálido y violeta, a la vista de todos los automovilistas y al “servicio” de muchos conductores que probablemente no quieren observar ningún signo que determine la violencia que padecen estas mujeres. .
La procedencia es significativa también. El mayor número de mujeres forzadas a ejercer la prostitución son rumanas. La mafia de este país es la más violenta y sus integrantes detenidos se acercan a los trescientos. Luego el índice se reparte entre otros proxenetas españoles y de distintas nacionalidades.
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Los datos son suficientemente elocuentes de la magnitud del problema. Sería partidario de integrarlos directamente en el mismo esquema de atención que se emplea para tratar los temas llamados de violencia de género. No importa que estas mujeres sean extranjeras ni que quienes les promueven las palizas no sean sus maridos ni sus compañeros. El caso es que forman parte del hemisferio de mujeres que siguen sometidas al machismo extremo de la violencia directa, el chantaje, la violación y el secuestro. La solución no debe ser solo el castigo de los culpables sino la ayuda a quienes han sido esclavizadas ante nuestros propios ojos.
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El Gobierno actual ha sido enormemente sensible a la defensa de los derechos individuales de la persona. Dan fe de ello leyes tan importares como la de Dependencia, la de Violencia de género y la que ha institucionalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo.
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Está en la misma dirección de una preocupación ideológica elaborar un programa de atención para que todas estas mujeres que han sido introducidas en nuestro país como “fuerza de trabajo sexual” reciban una ayuda que les permita organizar su existencia desde la dignidad de todo ser humano.
Carlos Carnicero
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